Quemaduras en niños: cómo tratarlas

quemaduras en niños

¿Qué son las quemaduras?

Las quemaduras son lesiones en la piel que se producen por un agente térmico.

Lo más común es que los niños se quemen con agua caliente, volcamiento de una taza, hervidor o tetera. En menor medida, las quemaduras son provocadas por objetos calientes como la estufa o plancha, y con rara frecuencia por contacto directo con el fuego.

Existen diversas clasificaciones de quemaduras, la más conocida es la que habla de quemaduras de primer, segundo y tercer grado. Hay otra clasificación que las agrupa en A, AB y B. En esta escala, las quemaduras tipo A son quemaduras superficiales, las AB son quemaduras intermedias y las quemaduras B, son profundas.

Normalmente, cuando los niños se queman con agua caliente, se producen quemaduras de segundo grado o AB.

Momentos posteriores a una quemadura

A pesar de todos los cuidados que las familias tienen en el hogar, las quemaduras se producen mayoritariamente en la casa, en presencia de un adulto y a la hora en que se reúne la familia a tomar té en torno a la mesa.

Cuando se produce una quemadura, además del dolor, se presenta una lesión con pérdida de piel, en distintas extensiones y profundidades, que puede llegar a ser grave.

En los momentos posteriores a que un niño presenta una quemadura, lo principal es sacar la ropa y alejar el agente térmico que la provocó. Posteriormente, poner la zona afectada bajo agua fría, por al menos media hora, y cubrirla con una toalla o sábana limpia. Finalmente, llevarlo a un servicio de urgencia que sea centro de derivación para atender quemaduras.

Nunca se deben usar cremas u otras sustancias como pasta de dientes, cicatrizantes u otras.

Por lo general, una quemadura por agua caliente que se trate en forma adecuada toma entre 10 y 14 días en sanar, y dependiendo del tipo de cobertura de apósitos temporales, se hacen revisiones cada 3 o 4 días.

Tratamientos para las quemaduras en niños

El tratamiento consiste en generar las condiciones para que la piel pueda regenerarse y evitar la infección. Si la quemadura es pequeña en extensión, o sea, menos de cinco palmas de mano del paciente, podría ser tratada de forma ambulatoria.

En caso de que sean más de esas cinco palmas, el paciente va a requerir hospitalización, aseo y curación en pabellón con anestesia general.

Cuando la quemadura es más grave, se realiza un aseo quirúrgico para evitar posibles infecciones y luego se deja con una cobertura de apósitos temporales lo más parecidos a la piel humana. Con esto se darán las condiciones óptimas para regenerar la propia piel y evitar la pérdida excesiva de líquidos que puede ser muy grave.

En cuanto a la evolución de una quemadura, si es de tipo A, es decir, una quemadura superficial, podría quedar marca en la coloración de la piel. Pero en caso de ser más severa y que no haya sanado al día 14, se podrían requerir injertos propios de piel.

Las quemaduras más severas pueden dejar alteraciones en la textura, relieve, contorno y también en el color de la piel. Las técnicas avanzadas en cirugía y una adecuada rehabilitación ayudan enormemente a minimizar dichas secuelas.

El apoyo de los padres durante el tratamiento de las quemaduras

Para finalizar, es importante mencionar que cuando son quemaduras de poca extensión, los padres acompañan a sus hijos durante las curaciones y así se pueden hacer una idea de su desarrollo y evolución. Si el paciente necesita procedimientos con anestesia general, vamos explicando a los padres el progreso de las heridas que aparecen siempre vendadas.

Una vez en casa, los papás deben procurar que el niño en recuperación no se quite los vendajes ni los manche, brindar una alimentación rica en proteínas, vitamina C y calorías, además de asistir rigurosamente a los controles.

Doctora Carolina Correa
Cirujana Infantil