La anestesia en una cirugía infantil es la causa de la mayoría de las preguntas e inquietudes que me cuentan mis pacientes y sus padres en la consulta. Es comprensible que haya ansiedad respecto de la anestesia en niños, pero en realidad no es necesario tener miedo. Déjame explicarte por qué.
En este artículo te cuento lo que he aprendido en todos estos años, no sólo por operar niños, sino por conversar con ellos y sus padres antes, durante y después de la cirugía y la anestesia.
Vamos a tratar sobre cómo podemos estar preparados e informados, cómo podemos bajar el nivel de ansiedad en los niños y para qué tenemos que estar preparados.
El primer consejo que te daré es importante, cada vez que hables con un médico, aunque no estés cerca de operarte tú o tu hijo: no tengas miedo de preguntar. Recuerdo el caso de una madre que en realidad no tenía miedos ni dudas con la cirugía en sí, sino a la anestesia, lo que me confesó recién en el control post operatorio.
No es necesario que tengas miedo en silencio, puedes preguntar. Es mejor si tú y tu hijo están informados.
La inducción anestésica en niños
Los niños no entran solos al pabellón, son acompañados por uno de los padres. Esto permite que estén menos inquietos y más confiados en un entorno que es extraño para ellos, con algunas personas que no conocen, y con máquinas y ruidos que podrían asustarlos.
El momento en que el papá acompaña al niño en la inducción anestésica, es decir, el proceso de iniciar la anestesia, tiene una alta carga emocional. No sólo para mi paciente y su padre, también para mí, no importa cuántas veces ya lo haya visto.
Quiero prepararte (a ti, mamá o papá) para la inducción anestésica de tu niño: Una vez que el niño queda inconsciente ya no tiene miedo ni dolor. Siempre hacemos la comparación de la anestesia con quedarse dormido, pero en realidad no es lo mismo fisiológicamente, ni se ve igual.
¿Qué es lo distinto de la anestesia a quedarse dormido?
- El proceso es más rápido que quedarse dormido, dura pocos segundos.
- No es siempre “plácido”. A veces el niño se agita, llora, “pelea” con la mascarilla, se puede resistir.
- En algunos casos, el niño puede hacer movimientos extraños oculares, o con diversas partes del cuerpo.
Todo esto es totalmente normal, el niño no está sintiendo dolor ni incomodidad. Los movimientos involuntarios pueden ser impactantes para un padre, pero no significan que el niño sufra. Además, recuerda que tu niño se olvidará del episodio totalmente, incluso a nivel subconsciente.
Todo el proceso dura sólo algunos minutos, pero para una mamá o papá, se hace eterno. Así que, prepárate emocionalmente si entrarás a pabellón con tu hijo(a).
¿A qué tienen miedo los papás acerca de la anestesia en niños?
El principal miedo sobre la anestesia es a la aparición de reacciones alérgicas.
Es cierto que podrían existir eventos durante la anestesia: reacciones alérgicas, espasmos de la vía aérea, hipertermias malignas. Lo importante es que sepas lo siguiente:
- En todo el proceso anterior a la cirugía, hemos visto los exámenes previos, hemos recogido todos los antecedentes necesarios para detectar cualquier condición de riesgo susceptible de ser prevista.
- Hay condiciones y eventos que no es posible prever. Pero el equipo médico tiene los conocimientos y medios físicos para resolverlo. Un pabellón está preparado para estas eventualidades.
- En particular, los anestesistas presentes son especialistas formados y con experiencia en anestesia en niños.
¿Cómo nos aseguramos de que la anestesia es segura?
Otro miedo, más frecuente en niños un poco mayores, es el miedo a despertarse durante la anestesia. Aquí también es importante distinguir que la metáfora de la anestesia como igual al sueño tiene sus límites.
El sueño es un proceso fisiológico normal, incluido el despertar. En el caso de la anestesia, se trata de un proceso totalmente inducido, controlado y supervisado.
Los anestesistas monitorean todos los parámetros para asegurar que el paciente esté realmente anestesiado (más que sólo dormido) durante toda la cirugía.
Un factor importante que nos permite trabajar tranquilos, y que tú puedas operar tranquilo a tu hijo, es que los fármacos que se usan para la anestesia han evolucionado a un ritmo impresionante. En menos de una década han aparecido fármacos nuevos, o versiones nuevas de fármacos conocidos, que son mucho más seguros y predecibles.
Tenemos menos efectos colaterales, un mejor control del proceso, un mejor despertar y lo más importante: menos dolor. Además, la investigación en anestesia es constante, y por lo tanto, disponemos de evidencia sólida sobre los protocolos correctos de anestesia.
Por último, ten en cuenta que los papás serán entrevistados antes de la cirugía, el mismo día, para hacer una encuesta pre anestésica. En algunos centros hospitalarios, esta entrevista puede adelantarse si los padres quieren hacer más preguntas o tienen dudas específicas.
Físicamente, ¿Cómo es la anestesia en niños?
Se inicia en la mayoría de las cirugías con una mascarilla a través de la que fluye un gas con el fármaco inductor de la anestesia, luego se instala una vía venosa periférica por la que se administran los medicamentos propiamente anestésicos. Se asegura el acceso de la vía respiratoria mediante un tubo o máscara laríngea.
En ocasiones se usa anestesia local o regional, que permite usar una menor cantidad de fármacos y aseguran un mejor despertar.
Al terminar la cirugía, ocurre el momento que quizás hayas visto en películas y series, donde el cirujano le dice a los familiares que “todo salió bien”.
En mi experiencia, una vez que les cuento que “todo está bien” nada más importa, y los papás no retienen nada más, lo que es totalmente normal y comprensible. De todos modos, luego, más tarde, conversaremos con más detalle y repetiremos lo que sea necesario.
¿Cómo es el despertar de la anestesia?
El despertar ocurre en la sala de recuperación, frecuentemente en compañía de uno de los dos papás. Es probable que tu hijo esté desorientado, sin recordar nada, probablemente agitado. Esto es variable de un niño a otro, pero sigue siendo esperable y normal.
A veces hay vómitos y sensación de frío. No te preocupes, como te decía en el caso del pabellón, la recuperación es un ambiente controlado, con profesionales especializados y los recursos para manejar eso.
Luego de aproximadamente una hora, siempre acompañados por uno de los padres, en la recuperación inmediata, el niño pasará a su habitación. No te preocupes si no pasa exactamente en una hora, hay una variabilidad totalmente normal en la recuperación de cada niño, además de motivos más pedestres, como que la habitación asignada a tu hijo esté preparada y lista para recibirlo.
En resumen
No te asustes por la anestesia. Infórmate, prepárate, es esencial que sepas qué pasará, cómo se verá y, principalmente, que transmitas tranquilidad a tu hijo.
Es difícil dar una probabilidad o tasa de complicaciones porque hay variabilidad, pero los riesgos son bajísimos si nos hemos preparado correctamente. Tu hijo probablemente corre más riesgo jugando en el patio del colegio o andando en bicicleta que al someterse a anestesia.
Si pones a tu hijo en manos de un equipo calificado y experto los riesgos son muy bajos, y si ocurriese algo no previsto, tenemos los conocimientos y medios para manejarlo.