Durante el proceso de desarrollo y crecimiento de los niños, es muy normal que se vean enfrentados a caídas y golpes. Y esto podrá dejar heridas en zonas como la cara, siendo necesario tomar medidas concretas para su pronta y adecuada atención médica.
Si bien no existen clasificaciones médicas para las heridas en la cara, podemos distinguirlas y diferenciarlas por su tipo. Por un lado, están las heridas pequeñas de pocos milímetros que no requieren consulta médica. Encontramos también otras más grandes, sobre 0,5 centímetros, y las que se ubican en lugares más complejos de la cara como alrededor de los ojos, la nariz o la boca, y se consideran de mayor complejidad.
Causas y consulta
Las causas más típicas de las heridas en la cara son traumas o golpes con objetos contundentes, como la punta de un mueble, el canto de una pared u otros objetos similares. También se pueden producir heridas por golpes y caídas al andar en bicicleta, atravesar ventanales o por mordeduras de perro.
Algunos de los indicadores más notorios de la necesidad de consulta en un servicio de urgencia, son la profundidad de la herida, si se alcanza a ver la grasa de la zona, si parece que faltara algo de piel, si la herida se abre al mover la cara o si el corte es de más de 0,5 centímetros.
Es fundamental que los padres sepan que, en primer lugar, la zona afectada debe ser lavada con abundante agua y mantenerse bajo presión durante varios minutos, para evitar exceso de sangrado.
El momento en que un hijo sufre una herida suele ser caótico, pero es importante que los padres tomen con calma sus decisiones. Tienen aproximadamente 6 horas para elegir un lugar que cuente con los especialistas para reparar la herida. Esa primera reparación o sutura probablemente será la definitiva, y si se hace en forma experta, una gran herida puede evolucionar bien y terminar como una línea tenue.
Debo destacar que, pasadas las 6 horas iniciales, el riesgo de infección aumenta considerablemente. Si la herida es tratada en cualquier parte y no por especialistas, pueden quedar cicatrices complejas para el resto de la vida. Es fundamental recibir una evaluación adecuada y luego un tratamiento correcto que minimice el impacto a largo plazo.
Tratamiento y acompañamiento
El especialista evalúa las características de la herida para decidir si requiere sutura. Para esto considera el tamaño y la profundidad.
Adicionalmente, el cirujano plástico infantil evalúa si se requiere una sutura con anestesia local y sedación. En caso de una herida de mayor tamaño, una reparación en pabellón con anestesia general. Si la herida se puede tratar con anestesia local, se hace en el box de procedimientos, a veces con sedación y en compañía de uno de los dos papás.
Destaco la importancia de que los padres estén presentes y acompañen al niño durante el procedimiento, siempre que se pueda. Lo anterior, porque la angustia inicial puede ser tremenda. Presenciar la evolución de la herida y ver que su hijo sale del procedimiento con una línea menor en comparación con la herida original, ayuda a que los padres queden aliviados y después transmitan ese mismo bienestar al niño tratado.
Tras un procedimiento por herida en la cara, recomendamos a los pacientes reposar durante dos días en cama. Además, permanecer una semana dentro de la casa y tres semanas sin ningún tipo de actividad física. Esto evitará que la herida sangre, se abra con un nuevo golpe o se infecte. De todas formas, siempre quedo en contacto con los papás de los niños atendidos, para así solucionar cualquier problema que se pueda presentar.
Estas heridas requieren cuidados especiales por un año para tener un resultado definitivo, pero es esa primera sutura la que marcará la diferencia para siempre.